¿EGIPTO Y ASIRIA PARA CRISTO?
¿EGIPTO Y ASIRIA PARA CRISTO?
«Pues el Señor de los Ejércitos Celestiales dirá: "Bendito sea Egipto, mi pueblo; bendita sea Asiria, la tierra que yo hice; bendito sea Israel, mi posesión más preciada"» (Is 19:25 NTV).
Esta profecía proclamada por Isaías es realmente grandiosa y refleja el carácter amoroso y perdonador de Dios. En aquel día, cuando Jesús de Nazaret, el Retoño del linaje de David, reine sobre la tierra, se formará un eje de tres naciones que promoverá el conocimiento y la adoración a Dios: Israel al centro, Asiria al norte y Egipto al sur. La movilización entre estos países será multitudinaria, fluida y libre, gracias a una súper carretera que los conectará. Egipto y Asiria eran pueblos enemigos de Dios que saquearon y esclavizaron cruelmente a Israel.
Así que, cuando Isaías declaró esta palabra en el siglo VIII a. C., sonó muy interesante pero muy improbable. Aún en nuestros días, estas palabras suenan poco factibles, ya que las naciones modernas situadas en los territorios de la antigua Asiria (norte de Irak, sudeste de Turquía, noreste de Siria y noroeste de Irán) y Egipto son países enemigos acérrimos del evangelio de Jesucristo. Sin embargo, Jesús afirmó que el Espíritu de Dios se mueve como el viento: no sabemos de dónde viene ni a dónde va, pero va soplando vida y salvación a todos los pueblos del orbe. Contra todo pronóstico, cinco ciudades de Egipto seguirán al Señor, comenzarán a hablar hebreo y edificarán un altar al Señor en el corazón del país.
Dios aborrece la incredulidad y la idolatría de las naciones, pero ama compasivamente al pecador, sea asirio, egipcio o israelita. Por lo tanto, debemos cantar al Señor, bendecir su nombre, anunciar su salvación día tras día, proclamar su gloria entre las naciones y sus maravillas entre todos los pueblos (Sal 96:2-3). Todos los habitantes del planeta deben saber que Yahweh es grande y digno de suprema alabanza. Oremos para que los hijos de la luz que viven actualmente en esos países brillen con la luz de Cristo y hagan que esta profecía se cumpla muy pronto.
—Carlos Humberto Suárez Filtrín
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