EL RETOÑO DE DAVID
EL RETOÑO DE DAVID
«Del tocón de la familia de David saldrá un brote, sí, un Retoño nuevo que dará fruto de la raíz vieja» (Is 11:1 NTV).
El profeta Isaías ha proclamado, de parte de Dios, la inminente destrucción de la ciudad de Samaria y de todo el reino de Israel. El rey Salmanasar de Asiria, con toda su gloria y su ejército, fue enviado a saquear y destruir un país con el cual Dios estaba enojado. Aunque era un rey pagano, el Señor lo llamó «su instrumento». La incursión de los asirios en Israel sucedió como una poderosa inundación del río Éufrates. No hubo ciudad, pueblo ni aldea en Israel que se librara de la devastación asiria.
Sin embargo, Yahweh le dice a su pueblo por medio del profeta Isaías que, después de la gran tragedia nacional, vendrán la restauración y la calma. Dios levantará a un Retoño del linaje de David, un siervo fiel y obediente, un varón sabio y entendido, en cuyo corazón reposará el Espíritu del Señor. Él hará justicia a los pobres y hará temblar la tierra con la fuerza de su Palabra. Levantará la maldición que pesa sobre la naturaleza, de tal manera que el lobo y el cordero vivirán juntos, y el bebé jugará seguro cerca de la guarida de la cobra, pues meterá la mano en un nido de víboras mortales y no le pasará nada.
En aquel día glorioso, la tierra estará llena de gente que conocerá al Señor, y las naciones se reunirán junto al heredero del trono de David. Dios extenderá su mano por segunda vez para traer de regreso al remanente de su pueblo que está disperso, y reunirá desde los confines de la tierra a los desterrados de Israel y de Judá. Los celos y las contiendas entre las hermanas, Israel y Judá, se acabarán para siempre. Juntas pelearán y vencerán a todos sus enemigos lejanos y a sus vecinos. Todos los que fueron expatriados por Asiria volverán, como lo hizo Israel hace mucho tiempo cuando regresó de Egipto.
Pues ese «Retoño del linaje de David» es Jesús de Nazaret, y ese «Día de Jehová» puede estar muy cerca. Será un día de regocijo para su pueblo y de juicio para los impíos. El niño y el león jugarán en la pradera, las naciones del norte y del sur serán prosperadas, el rico y el pobre comerán juntos, la gracia y la justicia se besarán, y la verdad y la paz reinarán por siempre. ¡Ojalá fuera hoy!
—Carlos Humberto Suárez Filtrín
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