UN SOL OPACO
UN SOL OPACO
«Quedarás embarazada y darás a luz un hijo, a quien jamás se le debe cortar el cabello. Pues él será consagrado a Dios como nazareo desde su nacimiento. Él comenzará a rescatar a Israel de manos de los filisteos» (Jue 13:5 NTV).
El período de los jueces abarca aproximadamente trescientos cincuenta años de la historia del pueblo de Dios, desde la muerte de Josué hasta la coronación de Saúl como el primer rey de Israel, estos cayeron en un ciclo vicioso de idolatría, opresión, clamor y liberación. Los israelitas continuamente volvían a hacer lo malo ante los ojos de Yahweh, lo que llevaba a Dios a entregarlos en manos de los filisteos, quienes los avasallaban ferozmente durante cuarenta años. Sin embargo, en su gran amor y misericordia, Dios levantaba un nuevo juez para liberarlos.
Sansón, cuyo nombre significa «radiante como el Sol», fue destinado a ser un gran líder desde su nacimiento. El Ángel de Jehová anunció su llegada en un verdadero milagro, ya que su madre era estéril. Fue consagrado como nazareo, es decir, un «siervo consagrado» a Dios desde antes de su nacimiento hasta su muerte, lo que implicaba ciertas restricciones, como no cortarse el cabello, abstenerse de bebidas alcohólicas y no comer alimentos prohibidos. El propósito divino de su vida era maravilloso: liberar al pueblo del dominio filisteo.
Sin embargo, Sansón menospreció al Dios Todopoderoso, sus santas leyes y su magnífica investidura. Se involucró con mujeres filisteas, tuvo contacto con animales muertos, participó en fiestas con bebidas alcohólicas, buscó venganza por motivos personales en lugar de actuar según el juicio divino, atribuyó el poder de sus victorias a sí mismo y deshonró a Dios al revelar el secreto de su fuerza. Hizo exactamente lo que se le prohibió, rechazando la voluntad divina para su vida y desobedeciendo los mandamientos de su Palabra.
Sansón tuvo todos los recursos a su favor para ser un gran vencedor; sin embargo, terminó preso, ciego y moliendo grano como un siervo, humillado ante Dagón, dios filisteo. Finalmente, Dios lo vindicó permitiendo que muriera mientras mataba a más filisteos de los que había matado en toda su vida, derribando el salón donde se habían congregado para rendir culto ante su dios. Por lo tanto, la lección destacada hoy es que Dios tiene un propósito grandioso para cada uno de sus hijos. La Biblia enseña que aquellos que siguen la voluntad de Dios nunca serán avergonzados, vivirán en victoria continua y sus obras perdurarán para siempre.
–Carlos Humberto Suárez Filtrín
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