SANSÓN VERSUS SAMUEL
SANSÓN VERSUS SAMUEL
«Ana hizo el siguiente voto: “Oh Señor de los Ejércitos Celestiales, si miras mi dolor y contestas mi oración y me das un hijo, entonces te lo devolveré. Él será tuyo durante toda su vida, y como señal de que fue dedicado al Señor, nunca se le cortará el cabello”» (1 S 1:11 NTV).
Sansón y Samuel, ambos pertenecientes a la misma raza humana y sirviendo al mismo Dios Todopoderoso, formaban parte del mismo pueblo y compartían el mismo sistema ético. Ambos estaban dotados de dones extraordinarios y tenían agendas magníficas para sus vidas diseñadas por Dios mismo. Sin embargo, tomaron decisiones divergentes y culminaron sus carreras de manera muy distinta.
Samuel es uno de los personajes más extraordinarios de todo el Antiguo Testamento. Su nombre, que significa «pedido a Dios» u «oído por Dios», refleja su importancia en la historia bíblica. Samuel pertenece a un grupo selecto de seres humanos, ya que su nacimiento fue un milagro debido a la esterilidad de su madre. Aunque el nombre de Ana es hermoso y con un significado profundo, que se traduce como «llena de gracia», surge la pregunta sobre cómo llamar así a una mujer que no ha podido concebir hijos. Además, se cuestiona cómo puede ser llamada «compasiva» si parece que Dios no ha mostrado compasión hacia ella.
Ana sufrió mucho debido a su infertilidad, pero un día decidió hacer un voto a Dios, y esto cambió el curso de la historia para siempre. Con el tiempo, Dios escuchó la petición de Ana y, cuando Samuel cumplió tres años, ella lo llevó al Tabernáculo de Reunión de Silo para que sirviera al Señor el resto de su vida. A diferencia de Sansón, quien también fue un nazareo («siervo consagrado») desde el vientre de su madre, Samuel temió a Dios desde una edad temprana y guardó Su palabra. Cuando Dios lo llamó, respondió con un sincero «heme aquí» y permaneció fiel a su ministerio durante toda su vida.
Aunque ambos son mencionados como héroes de la fe, Sansón terminó su carrera en prisión, ciego y humillado; en cambio, Samuel concluyó su vida pleno, feliz y admirado. Mientras que pocos se identifican como Sansón, hay miles que llevan el nombre de Samuel. La lección destacada es que Dios también tiene un plan excelente para tu vida, pero es necesario amarlo con todo el corazón y obedecer sus mandamientos con fervor. Entonces, ¿a quién elegirás imitar, a Samuel o a Sansón?
–Carlos Humberto Suárez Filtrín
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