INSPIRAR ES MEJOR QUE REGAÑAR
«Los proverbios de Salomón: Un hijo sabio trae alegría a su padre; un hijo necio trae dolor a su madre» (Pr 10:1 NTV).
El reconocido expositor bíblico, Martyn Lloyd-Jones, dijo: «Todos nuestros problemas finalmente emanan de nuestra ignorancia de Dios». La sabiduría de Dios ofrece solución a todos nuestros problemas y el libro de Proverbios está lleno de óptimos consejos para la salud y la prosperidad de la familia. Tanto padres como hijos podemos encontrar aquellos metales prístinos y bellos en cada una de sus vetas, que nos permiten adornar sabiamente y de manera primorosa cada ambiente de nuestro entorno hogareño.
¿Por qué Salomón afirma que un hijo sabio alegra a su ‘padre’ y un hijo necio trae dolor a su ‘madre’? El famoso consejero familiar, David Hormachea, dijo: «Se puede ‘ser un padre sabio’ en un mundo necio, pero no se puede ‘criar un hijo sabio’ en un mundo necio». Los padres pueden poner toda la diligencia del caso y hacer su mejor esfuerzo en criar y educar a sus hijos con la sabiduría del libro de Proverbios, pero la decisión de obedecer a esos consejos es competencia de cada hijo.
En cuanto a conocer a Dios y a vivir conforme a sus propósitos, ¿te has preguntado alguna vez qué tipo de educación le estás ofreciendo a tus hijos? El reconocido escritor estadounidense, William Arthur Ward, dijo: «El educador mediocre habla. El buen educador explica. El educador superior demuestra. El gran educador inspira». Por lo tanto, es fundamental que nuestros hijos vean en nosotros esa ‘fe no fingida’ que vio Timoteo en su abuela Loida y en su madre Eunice, que lo inspiró a seguir y a servir fielmente a Dios durante toda su vida.
La educadora italiana, María Montessori, escribió: «La mayor señal del éxito de un profesor es poder decir: ahora los niños trabajan como si yo no existiera». De igual manera, el éxito de la educación intelectual, moral y espiritual en casa es, que los padres hayan hablado, explicado, demostrado e inspirado a cada uno de los hijos a conocer personalmente a Dios, a creer y confiar en Él para su salvación, a obedecer sus mandamientos y servir en el avance de su reino ¡por su propia decisión!
—Carlos Humberto Suárez Filtrín
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