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LA ÚNICA ESPERANZA



"¿Por qué voy a desanimarme? ¿Por qué voy a estar preocupado? Mi esperanza he puesto en Dios, a quien todavía seguiré alabando. ¡Él es mi Dios y Salvador!" (Salmos 42:5 DHH).

En mis 53 años de vida, no puedo hacer memoria de haber visto una situación de emergencia global, como la que estamos viviendo por la pandemia del Covid-19. Y tú, ¿cómo percibes el estado actual del planeta? ¿Te consideras un optimista que tienes fe en tu corazón de que vamos a salir victoriosos, o un pesimista que crees que todo irá de mal en peor? ¿Qué es lo que ves al final del túnel: una luz de esperanza o ves la luz de un tren en sentido contrario? ¿Ves a nuestro globo terráqueo con una estrella al lado, o lo ves estrellado? ¿Te quedarás a luchar y reconstruir lo que el Covid-19 se llevó, o te irás en la primera expedición que salga para colonizar Marte?

A ver, repasemos las noticias de hoy: En el mundo hay un millón 33 mil contagiados y 53 mil muertos, y eso es sólo la punta del iceberg. En África se reportan 7,200 contagiados y 293 muertos en 50 países, pero los expertos aseguran que el desastre es inminente, el precario sistema sanitario colapsará muy rápido y que la tormenta del Covid-19 será brutal en todo el continente negro. La mitad de la población mundial (3.9 millardos de gentes) están parados por la cuarentena decretada en unos 50 países y se vaticina un mes más. La economía está en recesión y sólo en los Estados Unidos, 10 millones de personas han perdido sus empleos en las últimas dos semanas. Si estuviésemos en la serie "El chapulín colorado", diríamos: —Y ahora, ¿quién podrá ayudarnos?

Seamos realistas, el orbe está atravesando por un valle de tinieblas y de muerte, por la pandemia del SARS-CoV-2 y sus múltiples efectos colaterales, pero aún queda Cristo. Jesús es la única esperanza de sanidad al cuerpo y de salvación para el alma, porque nada hay imposible para Él y al que cree todo le es posible. El socorro está a una oración de distancia, clama a Dios y Dios te responderá.

—Carlos H. Suárez  F.

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