¡HE VISTO A DIOS!
"Lo que antes sabía de ti era lo que me habían contado, pero ahora mis ojos te han visto, y he llegado a conocerte" (Job 42:5 TLA).
Job es uno de mis personajes favoritos de la Biblia. El nombre Job significa "el que soporta las penas" y no se sabe con exactitud en qué época y en qué zona vivió, pero sí sabemos que fue un hombre intachable, de absoluta integridad y temeroso de Dios. Job parece un nombre impropio para alguien con semejantes cualidades morales, ¿no crees?
Pues un día cualquiera llegaron algunos de sus siervos con las siguientes noticias:
- Los bueyes y las asnas fueron arrebatadas por los sabeos y los siervos asesinados.
- Las ovejas con sus pastores calcinados por el fuego.
- Los camellos robados por los caldeos y los siervos asesinados.
- Los 7 hijos, las 3 hijas y los siervos aplastados porque la casa del hermano mayor se desplomó.
Y como si esto fuera poco, Job enfermó por 7 años de una sarna maligna que llenó su cuerpo de pus, provocándole un dolor profundo y un hedor nauseabundo. Su esposa le retiró su apoyo y sus amigos íntimos lo juzgaron y lo abandonaron. Pero, ¿quién pierde tanto en tan poco tiempo? Tim Keller, dijo: "Job nunca supo las razones de su sufrimiento, pero supo que Dios lo amaba, y eso fue suficiente".
En todos sus años de bonanza y prosperidad, Job nunca llegó a conocer a Dios de manera íntima, personal y visible. C. S. Lewis, dijo: "Dios nos susurra en nuestros placeres, habla a nuestra conciencia, pero nos grita en nuestro dolor: este es su megáfono para despertar a un mundo sordo”. Y no fue hasta que Job atravesó su más terrible crisis que pudo decir: "ahora mis ojos te ven".
—Carlos H. Suárez F.
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