EL PROPÓSITO EN LA VIDA

"Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió" (Juan 6:38 LBLA).

Jesús de Nazaret se sometió a las Escrituras para cumplir con su misión oficial aquí en la tierra. Los evangelios enseñan que Jesús encontró en las Escrituras su identidad y su propósito en el mundo. Jesús aprendió estas cosas gradualmente, a medida que Dios le hablaba a través de las Escrituras y a medida que él meditaba en ellas.

Jesús afirmó ser el "Hijo del Hombre" como dice en Daniel 7:13-14 y el "Siervo sufriente" como fue profetizado en Isaías 53. Jesús fusiona en sí mismo las dos imágenes, la del _Hijo del Hombre_ que vendrá en toda su gloria y la del _Siervo sufriente_ que habrá de sufrir dolor y humillación: "Pues el Hijo del Hombre tiene que morir, tal como lo declararon las Escrituras hace mucho tiempo" (Marcos 14:21).

A los doce años afirmó que debía estar en los negocios de su Padre (Lucas 2:49), durante su ministerio público afirmó lo mismo (Marcos 8:31) y después de su resurrección, Jesús continuó afirmando que su vida fue la realización de lo que las Escrituras habían dicho de él (Lucas 24:25-27). En Getsemaní Jesús fue muy claro que él estaba determinado a cumplir las Escrituras (Mateo 26:54).

Jesús fue el hombre más exitoso que ha pisado este planeta porque hizo la voluntad de su Padre, y la descubrió por medio de la lectura y la meditación de las Escrituras. Y así como el Padre le diseñó un plan maravilloso para la vida de su Hijo, también te ha diseñado uno para ti el cual lo vas a descubrir leyendo y meditando en las Escrituras. Si imitas a Cristo, en todos tus caminos tendrás éxito.

—Carlos H. Suárez  F.