EDAD CRUCIAL
"Al cabo de tres días lo encontraron en el templo, sentado entre los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que le oían se asombraban de su inteligencia y de sus respuestas" (Lucas 2:46-47 NVI).
Kaamya Karthikeyan es una niña de 12 años proveniente de la India, que junto a su padre llegó a mediados de enero a la Argentina para escalar el Aconcagua, la montaña más alta de Sudamérica (6,962 msnm). Kaamya quería dar un mensaje de superación y cumplió su objetivo: ¡el sábado 1 de febrero llegó a la cima y plantó su bandera!
Ahora bien, Jesús ha sido el hombre más exitoso de todos los tiempos, por lo que conviene poner mucha atención a todo lo que dijo e hizo para imitar su ejemplo. Cuando Jesús cumplió los 12 años fue llevado por sus padres a Jerusalén durante la fiesta de la pascua. Y por tres días estuvo en el templo sentado en medio de los doctores de la ley, oyéndoles y haciéndoles preguntas. Cómo serían de juiciosos e interesantes sus comentarios, que estos sesudos eruditos de la ley no se movieron de sus asientos por días, hasta que sus padres lo encontraron.
Pero, ¿te has hecho la pregunta alguna vez por qué Jesús a los 12 años conocía tan profundamente las Escrituras? Bueno, la respuesta es sencilla: Jesús, como cualquier niño judío, empezó a estudiar y a memorizar de manera asidua y creativa el Tanaj (AT) a los 5 años. Por esa razón Jesús al terminar su niñez ya sabía perfectamente de dónde provenía, quién era y cuál era su propósito en la vida.
La mayoría de los hombres tomamos las grandes decisiones de la vida en la mocedad. Por ejemplo, yo acepté a Cristo como mi Señor y Salvador a los 12 años, fui bautizado a los 13 y consagré mi vida para ser un predicador a los 18. De esta manera puedo afirmar que ejercitar a los hijos a trepar montañas en la niñez es bueno, pero instruirlos a meditar en las Escrituras para escalar sabiamente las montañas de la vida es superior. La Palabra de Dios en la mente de los niños es "útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra" (2 Timoteo 3:16-17).
-Carlos H. Suárez F.
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