MÁS ES MEJOR

“…y enséñaselas continuamente a tus hijos; háblales de ellas, tanto en tu casa como en el camino, y cuando te acuestes y cuando te levantes” (Deuteronomio 6:7 DHH).

Este pasaje nos muestra que fue la idea de Dios que la educación moral y espiritual de los hijos en Israel rebosara de la Ley del Señor. Los padres debían dársela en todo momento del día y en cualquier lugar donde se encontrarán, ya sea en el hogar, en el camino o en el campo.

La Biblia, refiriéndose a sí misma, dice que es perfecta y convierte el alma. Es fiel y hace sabio al sencillo. Es recta y alegra el corazón. Es pura y alumbra los ojos. Es limpia y permanece para siempre. Es verdadera y justa y más deseable que el oro refinado. Es deliciosa como la miel que se extrae directamente del panal. La Palabra de Dios da testimonio veraz e inequívoco que Jesús es el Hijo de Dios, uno con el Padre y el Espíritu Santo.

La Escritura es el agua viva para el sediente y el pan de vida para el hambriento. Regenera el alma y vivifica el espíritu humano. Es útil para enseñar, para redargüir, para corregir e instruir en justicia, que hace perfecto al hombre de Dios y lo prepara para toda buena obra. Por lo tanto, este regalo maravilloso de Dios para el ser humano es completamente bueno y saludable para la formación de los hijos.

Creo que los padres que no alimentan adecuada y abundantemente el alma de sus hijos con la Palabra de Dios lo exponen a muchas pruebas y tentaciones muy peligrosas que no saben cómo enfrentar y superar. Enviar a nuestros hijos a la selva de la vida sin la Biblia en sus mentes es comparable a enviar a soldados a la línea de fuego sin entrenamiento y sin armas, serán blancos fáciles de los proyectiles enemigos. Así que, mientras más Biblia les demos a nuestros hijos, protegeremos mejor su corazón de las enfermedades morales que fácilmente se adquieren en la escuela, la universidad, la Internet y las juntas con los amigos.

-Carlos H. Suárez

Plan de lectura de la Biblia completa en un año:

Julio 2, 2019
2 Crónicas 31-32
Hechos 9:23-43