LA PÍLDORA DEL DÍA DESPUÉS
“La voluntad de Dios es vuestra santificación; que os apartéis de fornicación” (1 Tesalonicenses 4:3).
La pastilla del día después es un método para prevenir el embarazo (anticonceptivo) de emergencia. El propósito de los anticonceptivos de emergencia es prevenir el embarazo después de que una mujer tuvo relaciones sexuales pecaminosas sin protección o fue víctima de una agresión sexual. Las pastillas del día después contienen levonorgestrel o acetato de ulipristal.
En el primer mandato de Michelle Bachelet, decretó como una medida sanitaria el reparto gratuito de la píldora del día después en centros públicos, a toda mujer que lo solicitara, aun sin el permiso de sus padres, inclusive a las adolescentes mayores de 14 años. En Chile, la píldora del día después es un fármaco abortivo, que se puede adquirir libremente con receta médica en cualquier farmacia, a un precio promedio de 10 dólares. Esta píldora la toman las mujeres que quieren tener sexo sin correr el riesgo de quedar embarazadas.
Sin embargo, el Tribunal Constitucional oficializó la prohibición de repartir la píldora del día después en centros de salud públicos. Bachelet consideró en su momento esta prohibición como una injusticia social: “Lamento profundamente el fallo en un país que aspira a estar en las ligas mayores, donde la gente tenga iguales oportunidades en salud, en educación y en desarrollo. El fallo afecta fundamentalmente a las mujeres más pobres de nuestro país”. El Tribunal se pronunció tras una presentación de diputados que argumentaron que el fármaco de emergencia violaba el principio constitucional del derecho a la vida, ya que sería abortiva.
Ahora bien, el sexo es una creación maravillosa de Dios. Dios diseñó las relaciones sexuales para que los esposos disfruten de un hermoso tiempo de comunión e intimidad, y para la procreación de otros seres humanos. Pero, la fornicación, el adulterio o cualquier otra inmoralidad sexual no es diversión, sino pecado. La prohibición de las relaciones sexuales fuera del matrimonio no la inventó el cristianismo, sino que Dios mismo fue quien las prohibió (Efesios 5:3).
Siempre me pareció extraño que la Sra. Bachelet, quien es una pediatra de profesión, esté a favor de una ley que promueve el aborto. Las relaciones sexuales irresponsables que provocan embarazos no deseados se deben combatir de otra manera. Y una de esas maneras es enseñar a todos el propósito de Dios para el cuerpo humano: “Pero el cuerpo no es para la inmoralidad sexual sino para el Señor” (1 Corintios 6:13). Así que, el mejor método anticonceptivo no es la píldora del día después, sino la santidad a Dios.
-Carlos H. Suárez
Plan de lectura de la Biblia completa en un año:
Mayo 27, 2019
2 Reyes 1-2
Juan 10:22-42
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