PROEZAS

“Con la ayuda de Dios, haremos cosas poderosas, pues él pisoteará a nuestros enemigos” (Salmos 60:12 NTV).

Moisés empezó su carrera mal, pero terminó bien. A la edad de cuarenta años, pensando que nadie lo veía, asesinó a un egipcio que maltrataba a su hermano hebreo y lo ocultó en la arena; luego que se descubrió el asunto huyó al desierto de Madián donde permaneció por cuarenta años. De allí Dios lo llamó para dirigir a su pueblo Israel (dos millones de personas aproximadamente), desde Egipto hasta Canaán, una travesía que duró otros cuarenta años por el desierto. Esta empresa fue la más asombrosa que se registra en todo el Antiguo Testamento.

Saulo de Tarso también empezó su carrera mal, pero terminó bien. Siendo el joven judío más ilustrado de su tiempo y con una carrera brillante en el judaísmo, se convirtió en un implacable perseguidor de la naciente iglesia cristiana; y consintió en el martirio del diácono Esteban. Pero Dios lo llamó a su obra y llegó a ser el gran apóstol de los gentiles, un fogoso predicador y un enérgico misionero fundador de iglesias. Pablo llegó a ser un hagiógrafo muy prolífico, a quien se le atribuye la tercera parte del Nuevo Testamento.

Hay un dicho popular que reza de la siguiente manera: “El que nació para maceta, del corredor no pasa”. Pero este dicho no debe aplicarse a los hijos de Dios, porque ningún hijo de Dios nació para “maceta” en su reino. Moisés y Pablo, ni en sus sueños más estrafalarios se imaginaron los planes maravillosos que Dios les había preparado. Mientras ellos perseguían sus propios ideales eran puras “macetas” del corredor de la historia, pero cuando se sometieron a la voluntad del Altísimo, descubrieron que habían nacido para realizar hazañas heroicas.

Dios también ha preparado planes extraordinarios para tu vida. Es posible que al igual que Moisés y Pablo hayas comenzado tu carrera mal, pero hoy puedes orientarla hacia la victoria. Si te encuentras en el “corredor” de la nada, es porque no has querido ofrecer tus propios sueños en holocausto al Señor. Atrévete a “negarte a ti mismo” y verás cómo Dios empieza a desarrollar hoy mismo, esas proezas excelsas que Él preparó de antemano para que anduvieras en ellas. Si anhelas escalar alturas insospechadas y recorrer distancias remotas en tu vida, busca con diligencia conocer a Dios de corazón y hacer su voluntad con pasión.

-Carlos H. Suárez

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Marzo 15, 2019
Deuteronomio 9-10
Marcos 15:1-20