EL SÚPERHOMBRE
"Y llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos, y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos" (Mateo 18:2-3).
En el Siglo XIX, Friedrich Nietzsche, un famoso filósofo alemán, desarrolló toda una teoría acerca del Súperhombre (en alemán: Übermensch). El Súperhombre combate la moral impuesta por la religión, es seguro, independiente, individualista, valora la vida corporal, las pasiones, el placer, la violencia y es una persona capaz de generar su propio sistema de valores identificando como bueno todo lo que procede de su genuina voluntad de poder.
El Súperhombre no cree en Dios ni en el otro mundo. Sólo le preocupa lo físico y vive con total intensidad. Es un ser superior (de la raza aria) que tiene que superar la idea de Dios y estar por encima del bien y del mal. Debe dominar por la fuerza y la violencia. Debe fundar una sociedad de tiranos dominadores.
Estas ideas impactaron de tal manera la mente de Adolf Hitler que tornaron su voluntad para querer dominar el mundo por la ley de la superioridad, exaltando la fuerza y la agresividad.
Ahora volvamos al evangelio y miremos a la multitud de gentes que está escuchando las enseñanzas del Maestro de Galilea. Y de pronto Jesús quiere mostrar el modelo de hombre en su reino y llama a un niño y lo pone justo en el centro para que todos le vean. El niño con total humildad, sin hacer ninguna pregunta y sin poner ningún pero, se pone de pie y obedece al llamado de Jesús, la lección había sido enseñada. El niño representa las virtudes del carácter de los habitantes del reino de los cielos: mansedumbre y humildad.
-Carlos H. Suárez
Plan de lectura de la Biblia completa en un año:
Febrero 12, 2019
Levítico 8-9
Mateo 26:6-29
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