Youtube

CUANDO DIOS FIRMA SU POESÍA

🌟 CUANDO DIOS FIRMA SU POESÍA

«De pronto, la gloria del Dios de Israel apareció desde el oriente. El sonido de su venida era como el rugir de aguas torrentosas y todo el paisaje resplandeció con su gloria. Esta visión fue igual a las otras que yo había tenido, primero junto al río Quebar y después cuando el Señor vino a destruir Jerusalén. Caí con el rostro a tierra y la gloria del Señor entró al templo por la puerta oriental» (Ezequiel 43:2-4 NTV).

El célebre apologista irlandés C. S. Lewis afirmó una vez: «Un hombre no puede reducir la gloria de Dios al negarse a adorarlo, lo mismo que un lunático no puede apagar el sol al escribir la palabra “oscuridad” en las paredes de su celda».

¡Qué acertada comparación! La gloria de Dios es tan inmensa, tan desbordante y luminosa, que ningún rechazo humano puede apagarla. Así como el sol sigue brillando aunque un insensato intente negarlo, así también Dios sigue siendo glorioso aunque algunos se obstinen en cerrar los ojos a su luz.

Dios es el Poeta perfecto: la vida, la historia y hasta cada detalle de la creación son versos que Él mismo compone con arte y precisión. Nosotros, como criaturas suyas, debemos permitir que escriba en nuestras páginas conforme a su propia métrica divina, aunque a veces sus rimas incluyan disciplina y dolor. Israel lo experimentó: Dios corrigió con severidad a su pueblo, pero nunca lo borró de su cuaderno eterno. Con infinita misericordia, lo sigue conservando en el centro de su corazón y de sus planes redentores.

A pesar de las repetidas infidelidades de Israel, Yahweh no se avergüenza de llamarse «Dios de Israel». ¡Qué lección para nosotros! Su gracia es inagotable, su misericordia no se agota como un pozo seco, y su amor jamás puede ser eclipsado por la oscuridad de nuestros pecados. Ningún error humano es lo suficientemente poderoso como para cerrar la puerta del cielo que Él mismo ha abierto.

La Biblia nos enseña que el Dios inmenso que llena los cielos y la tierra quiso habitar en medio de su pueblo de forma visible y cercana. Su gloria descendió sobre el monte Sinaí y lo envolvió en una nube (Éxodo 24:16). Durante la travesía por el desierto, esa misma gloria cubrió el Tabernáculo como señal de que Dios caminaba junto a ellos (Éxodo 40:34). Más tarde, en la dedicación del templo de Salomón, una nube densa llenó aquel lugar santo hasta que los sacerdotes no pudieron ministrar (2 Crónicas 5:13).

El templo, entonces, era el punto de encuentro entre cielo y tierra, el trono visible donde Dios habitaba en medio de su pueblo. Antes de la caída de Jerusalén, la gloria del Señor salió del templo por la puerta oriental; y la Escritura anuncia que un día volverá a entrar triunfante por esa misma puerta. ¡Ese es el Dios fiel que nunca olvida sus promesas!

Ahora bien, la grandeza de Dios también se refleja en algo muy práctico para nosotros: el tamaño de nuestro Dios está directamente relacionado con el tamaño de nuestras preocupaciones. Si tu lista de ansiedades es larga, quizás estás viendo a un Dios demasiado pequeño. Pero si reconoces cuán grande es Él, tu lista de miedos se acortará. Moisés lo proclamó con firmeza:«Dios no es un simple mortal para mentir y cambiar de parecer. ¿Acaso no cumple lo que promete ni lleva a cabo lo que dice?» (Números 23:19).

Los reyes de la tierra se desvanecen, sus planes fracasan y sus promesas caen en el olvido. En cambio, la palabra de Dios permanece para siempre. Y la promesa actual es gloriosa: ya no necesitamos viajar a Jerusalén para presentar nuestras ofrendas ni buscar un templo de piedra para encontrarlo, porque Él ha decidido habitar en un templo vivo: el corazón de todo aquel que cree en Jesucristo.

Dios está en ti. Te acompaña en el valle oscuro y en la cima de la montaña. Es tu compañía constante, tu fuerza en la debilidad y tu paz en medio de la tormenta. Y cuando le permites escribir en tu vida con su pluma de amor, cada capítulo, aun los más dolorosos, terminan siendo poesía que revela su gloria.

—Carlos Humberto Suárez Filtrín

No hay comentarios

Con la tecnología de Blogger.