DESTINO VICTORIOSO
DESTINO VICTORIOSO
«Cada vez que el Señor levantaba un juez sobre Israel, él estaba con ese juez y rescataba al pueblo de sus enemigos durante toda la vida del juez. Pues el Señor tenía compasión de su pueblo, que estaba sobrecargado de opresión y sufrimiento» (Jue 2:18 NTV).
Después de la muerte de Josué, los israelitas desobedecieron el mandato de Dios al hacer pacto con los moradores de la tierra donde fluye leche y miel. En lugar de exterminar por completo a los pueblos cananeos y destruir sus altares, como el Señor lo había ordenado, las tribus de Judá, Benjamín, Manasés, Efraín, Zabulón, Aser, Neftalí y Dan se conformaron con someterlos a trabajos forzados. Esta incredulidad y desobediencia provocó la ira de Yahweh, quien decidió no expulsar más a sus enemigos. En cambio, los fortaleció para que los oprimieran como espinas clavadas en su costado y para que sus dioses fueran una tentación constante.
El pueblo de Israel lloró a gritos, pues las maldiciones que Moisés había profetizado comenzaron a cumplirse una tras otra. La nueva generación de israelitas no conocía a Yahweh ni su poder, por lo que se apartó de Él y se entregó a la idolatría, rindiendo culto a Baal y Astarot. Entonces Dios cumplió su advertencia: los entregó en manos de sus enemigos, quienes saquearon sus posesiones, los vencieron en batalla y los atormentaron de múltiples maneras. Israel aprendió por la dura experiencia que la obediencia a medias es desobediencia y acarrea graves consecuencias. El principio es claro: quien obedece la ley de Dios recibe bendición, pero quien la quebranta se expone a la maldición. No hay término medio.
El reconocido escritor C. S. Lewis dijo: «Existen dos clases de personas: aquellos que le dicen a Dios: "Que se haga tu voluntad", y aquellos a quienes Dios les dice: "Muy bien, entonces, que se haga como tú quieres"». ¡Qué peligroso es desafiar la Palabra de Dios, polemizar sus mandamientos, poner en tela de juicio sus estatutos y dudar de sus preceptos! La peor disciplina que Dios puede infligir a sus hijos es dejarlos seguir su propia voluntad. ¡Cuán aterrador es caminar sin su dirección en un mundo infame y oscuro!
La noticia prominente es que Dios te ama y tiene planes extraordinarios para tu vida. No desea verte desorientado, triste y solo; por eso, en Jesucristo te ha provisto salvación y dirección. No des un solo paso más en falso. Acepta a Cristo como tu Señor y Salvador, y comienza a disfrutar de su maravillosa compañía y protección. Si Dios está contigo, tu destino será victorioso.
—Carlos Humberto Suárez Filtrín
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