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VENENO PARA LA FELICIDAD


«Feliz el hombre que no sigue el consejo de los malvados, ni va por el camino de los pecadores, ni hace causa común con los que se burlan de Dios» (Salmos 1:1 DHH).

El libro de los Salmos comienza enunciando una ley espiritual universal: ¡El pecado y la felicidad son antónimos! Desde Adán y Eva, ningún ser humano en la historia ha encontrado la felicidad practicando el pecado, porque el pecado va contra los propósitos de Dios para la humanidad. C. S. Lewis dijo: «Cuando queremos ser algo diferente a aquello que Dios quiere de nosotros, estamos deseando algo que, de hecho, no nos hará felices».
El teólogo anglicano del Siglo XVI, Richard Sibbes, escribió una vez: «Satanás le dio a Adán una manzana, y le quitó el paraíso. Por tanto, frente a toda tentación no consideremos lo que él nos ofrece, sino lo que vamos a perder». Es decir, el consejo de los malvados, el camino de los pecadores y la compañía de los blasfemos son tentaciones nocivas para la salud espiritual y veneno letal para la felicidad del alma. Debes considerar que tales vicios te arrebatan la vida y te conducen directamente a la muerte.
¿Qué experiencia alegre te pueden ofrecer los malvados, los pecadores y los blasfemos? Ninguna. C. S. Lewis también dijo: «Dios no puede darnos una felicidad y paz aparte de sí mismo, porque no está allí. No existe tal cosa». Los consejos de los malvados, los caminos de los pecadores y las sillas de los escarnecedores son «noques vacíos», «cisternas rotas» y «nubes sin agua», personas, actividades y lugares inapropiados para satisfacer la sed de felicidad que te quema el alma.
Finalmente, es ciertísimo el dicho popular que «el que tiene a Dios lo tiene todo y el que no tiene a Dios le falta todo». Blaise Pascal dijo: «En el corazón de todo hombre existe un vacío que tiene la forma de Dios. Este vacío no puede ser llenado por ninguna cosa creada. Él puede ser llenado únicamente por Dios, hecho conocido mediante Cristo Jesús». Mucho antes de Pascal, Tomás de Aquino había afirmado que «sólo cuando el hombre regresa a su Creador es completamente feliz». Renuncia al pecado, ven a Dios ahora mismo y sé feliz.
—Carlos Humberto Suárez Filtrín

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