LA MEDALLA DE ORO
“Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo” (2 Corintios 5:10).
Los Primeros Juegos Olímpicos se realizaron en el año 776 a.C. Se llamaron así porque se jugaban en el Santuario de Olimpia, en el Peloponeso. Los juegos comenzaban con una ceremonia y un sacrificio en honor del dios Zeus. La primera edición consistió, únicamente, en una carrera de 185 a 190 metros y el vencedor fue Corebo de Élide. El primer premio para el ganador fue una corona de olivo sagrado.
La Primera Olimpiada de los Juegos Modernos tuvo lugar en 1896, en Atenas, Grecia. En la actualidad, las Olimpiadas son el más fastuoso, el más importante y el más presenciado y visto evento deportivo del planeta. Todos los atletas del mundo quieren estar allí para competir por alguna medalla.
El apóstol Pablo compara la vida cristiana con las Olimpiadas. La diferencia radica en que en la vida cristiana lo que importa no es llegar primero, sino correr “según el reglamento” (2 Timoteo 2:5). Todos los creyentes que corramos legítimamente y lleguemos a la meta final, obtendremos el Primer Lugar o la Medalla de Oro.
En las Olimpiadas se premian con medallas de oro, plata y bronce, para el primer, segundo y tercer lugar. En cambio, en el Tribunal de Cristo, habrá medalla de oro para todo aquel que corrió en obediencia a la Palabra y en sumisión al propósito de Dios para su vida. En esta carrera usted no necesita ninguna droga para salir campeón, pues la presencia poderosa del Espíritu Santo en usted le hace más que vencedor.
¿Dígame si no le gustaría estar en el podio de unas Olimpiadas recibiendo la medalla de oro y escuchando su himno nacional como el fondo musical entre la multitud? Pero usted se preguntará, ¿cómo puedo lograrlo a esta edad y con este físico? Bueno, seamos realistas, tal vez sus sueños de llegar a unas Olimpiadas nunca se realicen, pero hay buenas noticias para todos: Es posible y no es tarde para alcanzar la medalla que dará Jesucristo en su Tribunal.
-Carlos H. Suárez
Plan de lectura de la Biblia completa en un año:
Febrero 20, 2019
Levítico 24-25
Marcos 2:13-28
Los Primeros Juegos Olímpicos se realizaron en el año 776 a.C. Se llamaron así porque se jugaban en el Santuario de Olimpia, en el Peloponeso. Los juegos comenzaban con una ceremonia y un sacrificio en honor del dios Zeus. La primera edición consistió, únicamente, en una carrera de 185 a 190 metros y el vencedor fue Corebo de Élide. El primer premio para el ganador fue una corona de olivo sagrado.
La Primera Olimpiada de los Juegos Modernos tuvo lugar en 1896, en Atenas, Grecia. En la actualidad, las Olimpiadas son el más fastuoso, el más importante y el más presenciado y visto evento deportivo del planeta. Todos los atletas del mundo quieren estar allí para competir por alguna medalla.
El apóstol Pablo compara la vida cristiana con las Olimpiadas. La diferencia radica en que en la vida cristiana lo que importa no es llegar primero, sino correr “según el reglamento” (2 Timoteo 2:5). Todos los creyentes que corramos legítimamente y lleguemos a la meta final, obtendremos el Primer Lugar o la Medalla de Oro.
En las Olimpiadas se premian con medallas de oro, plata y bronce, para el primer, segundo y tercer lugar. En cambio, en el Tribunal de Cristo, habrá medalla de oro para todo aquel que corrió en obediencia a la Palabra y en sumisión al propósito de Dios para su vida. En esta carrera usted no necesita ninguna droga para salir campeón, pues la presencia poderosa del Espíritu Santo en usted le hace más que vencedor.
¿Dígame si no le gustaría estar en el podio de unas Olimpiadas recibiendo la medalla de oro y escuchando su himno nacional como el fondo musical entre la multitud? Pero usted se preguntará, ¿cómo puedo lograrlo a esta edad y con este físico? Bueno, seamos realistas, tal vez sus sueños de llegar a unas Olimpiadas nunca se realicen, pero hay buenas noticias para todos: Es posible y no es tarde para alcanzar la medalla que dará Jesucristo en su Tribunal.
-Carlos H. Suárez
Plan de lectura de la Biblia completa en un año:
Febrero 20, 2019
Levítico 24-25
Marcos 2:13-28
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