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EL CAMINO SEGURO HACIA UNA VIDA CRISTIANA VICTORIOSA

🛣️ EL CAMINO SEGURO HACIA UNA VIDA CRISTIANA VICTORIOSA

«Los de Berea tenían una mentalidad más abierta que los de Tesalónica y escucharon con entusiasmo el mensaje de Pablo. Día tras día examinaban las Escrituras para ver si Pablo y Silas enseñaban la verdad» (Hechos 17:11 NTV).

¿Es posible cultivar una vida cristiana exitosa?

Según las Sagradas Escrituras, la respuesta es un rotundo sí. Pasajes como Josué 1:8 y el Salmo 1 nos revelan la clave esencial: leer, meditar y obedecer la Palabra del Señor. La Escritura no presenta la vida cristiana victoriosa como un misterio reservado para unos pocos, sino como el resultado natural de una relación profunda, constante y obediente con Dios.

La vida misma de nuestro Señor Jesucristo fue plenamente victoriosa porque, desde su niñez, se dedicó a leer, escudriñar y vivir conforme a la ley de Dios. Él creció en sabiduría, gracia y conocimiento mediante la disciplina espiritual de sumergirse en las Escrituras. No existen desvíos ni atajos: quien desee vivir conforme a la voluntad del Padre debe amar la Biblia, atesorarla en su corazón y convertirla en su meditación diaria. Cuando la Palabra ocupa el centro del pensamiento, el corazón se llena de sabiduría, la mente se reviste de prudencia y la voluntad se fortalece para obedecer. Por eso, el verdadero éxito espiritual no pertenece exclusivamente a los más inteligentes, sino a los más obedientes.

Un ejemplo notable de esta actitud se encuentra en los creyentes de Berea, cuya conducta sigue siendo un modelo para todos los tiempos. A diferencia de los hermanos de Tesalónica, los bereanos mostraron un entusiasmo reverente hacia el mensaje del evangelio predicado por Pablo y Silas. No solo disfrutaban escuchar la predicación, sino que examinaban cuidadosamente las Escrituras para comprobar si lo enseñado era conforme a la verdad. Su disposición humilde, diligente y discernida se convirtió en una especie de proverbio universal: no aceptar ninguna enseñanza sin antes probarla a la luz de la Palabra de Dios.Este es el principio de la analogía de la fe, la regla de oro de la sana doctrina: toda enseñanza debe armonizar con el mensaje total de la Biblia. Si una «nueva revelación» contradice una doctrina explícita de la Palabra, debe ser rechazada sin vacilación.

De allí la importancia vital de que cada creyente conozca su Biblia y esté familiarizado con los fundamentos de la fe cristiana. Solo así podrá distinguir con rapidez y claridad entre la verdad y el error. Un creyente inmaduro o poco instruido se vuelve presa fácil de los engaños de Satanás, quien se disfraza como ángel de luz. Esto fue lo que ocurrió con Himeneo y Fileto, quienes se apartaron de la verdad al afirmar que la resurrección ya había tenido lugar, trastornando la fe de muchos (2 Timoteo 2:17-18). Es notable cómo la verdad divina avanza muchas veces con lentitud, mientras que el error se propaga con sorprendente rapidez.

El ejemplo clásico para ilustrar este punto es el de los billetes: la mejor manera de identificar lo falso no es estudiar mil variantes de falsificaciones, sino conocer a la perfección el billete verdadero. De igual forma, quien conoce profundamente la Palabra detecta con facilidad cualquier mentira del enemigo. El creyente que se alimenta diariamente de la Escritura estará firme frente a los dardos del maligno, así como Cristo lo estuvo en el desierto. Jesús superó cada tentación del diablo con un «Escrito está», demostrando que la Palabra es el arma más poderosa para vencer el pecado, iluminar la mente y guiar nuestros pasos.

Si el Hijo de Dios mismo basó su vida, su ministerio y su victoria espiritual en la autoridad de la Escritura, ¿cuánto más debemos hacerlo nosotros? Seguir su ejemplo es el único camino seguro hacia una vida cristiana verdaderamente victoriosa.

—Carlos Humberto Suárez Filtrín

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